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Emanuel David Ginóbili

lunes, 21 de octubre de 2013

En la ciudad de Bahía Blanca, un 29 de julio de 1977 nació Emanuel David Ginóbili. Desde niño, el joven bahiense amó el básquet y su ídolo, como el de muchos chicos de su edad, era Michael Jordan. 

Fue casi por decantación entonces que Manucomenzara a jugar al básquet. Y su carrera en Primera comenzó en el club Andino, durante la temporada 1995/96. Al año siguiente fue rápidamente traspasado a Estudiantes de Bahía Blanca, donde se destacó durante dos temporadas.


Y como suele pasar con los talentos, su magia siguió su camino en el extranjero, en Italia. Corría el año 1998 y su desembarco fue en el Basket Viola Reggio Calabria, donde jugó dos años. Otros clubes se disputaron su pase, hasta que el Virtus Kinder Bologna ganó la pulseada y se lo quedó por dos temporadas. En ese equipo obtuvo el campeonato local y jugó en las finales de la Euroliga 2001, donde fue elegido MVP, el jugador más valioso. Además, ganó la Copa Nacional de Italia de 2000-01 y 2001-02.

El 2002 fue un año muy importante para Manu, por su destacada actuación con la Selección Argentina (en la que juega desde 1998), con la que consiguió el segundo lugar en la Copa del Mundo, en Indianápolis. Allí fue nombrado jugador del quinteto ideal del campeonato (tras lograr un promedio de 16,9 puntos por partido), junto a estrellas de la NBA como Yao Ming, Dirk Nowitzki y Peja Stojakovic.

En 1999, ya había sido elegido en el 57º lugar del Draft de la NBA por los San Antonio Spurs, aunque Manu prefierió continuar jugando en Europa. Así, tuvo que esperar hasta el 18 de julio del 2002, cuando firmó su primer contrato por dos temporadas con los San Antonio Spurs. Fue su desembarco en el gran circo de la NBA.

Y ya en su primera temporada, llevó a los Spurs al título de la NBA de 2002/03. Al año siguiente, guió a la Selección Argentina a la medalla de oro en los Juegos Olímpicos y fue Olimpia de Oro en nuestro país. Y para completar su gran momento, fue elegido para ser parte del Juego de las Estrellas de la NBA en 2005.

En cuanto a su vida personal, Manu habla a la perfección inglés e italiano, ama la música latina, es un heavy user de internet, donde se pasa horas navegando por la web. Y desde el verano de 2004 comparte su vida con Marianela Orono, su esposa.

Manu Campeón 2005
Las señales de un final glorioso y de lo que sería una mágica noche del jueves comenzaron a emitirse faltando 2,57 minutos para el final del partido, cuando luego de un fantástico triple de Ginóbili, "nuestro" Emanuel Ginóbili, y del minuto pedido por el técnico de los Pistons, Larry Brown, Tim Duncan se colgó de Manu y le dio un abrazo conmovedor.

Imagen que se repitió cuando a sólo siete segundos de la chicharra, el argentino convirtió los dos libres letales para la ilusión de Detroit. Después, ambos repitieron la escena, pero ya en el podio, con la música de fondo de "We are the champions" ("Somos los campeones"), fuegos artificiales saliendo de lo más alto de los tableros, alguna pirotecnia no tan estruendosa y miles de papelitos volando desde el techo del SBC Center, donde casi 18 mil almas no paraban de cantar y de descargar la emoción contenida en dos semanas de alta tensión.

En la cancha todo era locura, delirio. La familia de Manu con la satisfacción desbordante y más de un lagrimón. Allí estaban el padre, Jorge (simplemente "Yuyo"); Raquel, la mamá que se recluye en la sala de los allegados a los jugadores durante los partidos; sus hermanos, Sebastián y Leandro, y la inseparable Marianela, su mujer.

Los escritos de Manu en su portal de internet después de la final
24-06-05 / manu
Hola a todos, son las 6.20 de la mañana y ya no hay dudas que no voy a dormir un segundo, y claro está... no me interesa para nada. Asi que aprovecho este momento de insomnio, por excitación, cansancio, adrenalina y demás, para decirles simplemente GRACIAS!!!
Gracias por vivir estas finales como si la 20 la tuvieran puesta ustedes.
Gracias por el constante apoyo.
Gracias por la confianza ciega en mi.
Gracias por seguir creyendo, incluso cuando la cosa se complicaba.
Gracias por TODO!!
Lleno de orgullo y felicidad, les mando un abrazo gigante a todos y nos vemos en muy poco tiempo... GRACIAS!!

Por Manu / 25-06-05
Ahora me siento más dueño del trofeo porque tuve un mayor protagonismo
¡Uf! ¡Cómo explicarles lo que siento! Me cuesta empezar porque me vienen muchas cosas a la mente, todas juntas, desordenadas. Creo que lo más importante es que en este momento me siento más partícipe de este título que en el de 2003 porque fui más protagonista. Me siento más dueño del trofeo. Por eso lo estoy disfrutando. Esta vez tuve más responsabilidades y más presiones. Valió más la pena. Por suerte pude traer a mi familia y vivir junto a ellos esta alegría. Cuando terminó el partido los veía que festejaban y se abrazaban en la tribuna y a mí ni bolilla me daban. Por suerte después ellos pudieron bajar y nos emocionamos mucho. La bandera que me até en la cintura me la acercó mi señora, como en 2003. No sé de dónde la sacamos, creo que nos la regaló un argentino en los playoffs de ese año y la conservamos. Ella siempre la trae a la cancha. No es la misma de los Juegos Olímpicos, claro, porque ella no fue a Atenas.

En cuanto a la comparación con la medalla dorada, el valor puede ser el mismo, pero emocionalmente hay una diferencia. Este de la NBA era un objetivo que tenía mucho que ver con lo profesional, aquel de Grecia salió del corazón porque sentimos un gran orgullo de representar a una bandera, a un país y a tantos millones de personas. Pero, repito, profesionalmente esto fue lo más grande que viví. Soy muy afortunado de haber sumado mi segundo título en el tercer año que estoy aquí. Sólo es suficiente pensar que varios de mis compañeros, como Massemburg, Barry y Glenn Robinson, con más de 10 temporadas en la liga, nunca habían llegado a esto. No puedo dejar de estar feliz y sentirme un tipo con suerte. Sé que mucha gente se quedó hasta tarde mirando los partidos en varios de los días. Desde ya que les estoy muy agradecido por todo el apoyo que me dieron y esto también es parte de ustedes. Y me enteré que subieron los ratings y que en mi club, en Bahiense del Norte, pusieron una pantalla gigante y se juntaron muchísimas personas. Me pone muy contento haberles llevado una alegría más a los argentinos.

La verdad, no veía la hora de que esta final terminara; se hizo larguísima y los últimos cuatro días fueron durísimos, muy ásperos, de mucha tensión y nerviosismo. Por suerte terminó con una sonrisa, eso es genial. Detroit es un gran equipo y un dificilísimo rival; tiene una defensa tan buena como la nuestra y nos hizo muchísima fuerza. A diferencia del anterior, en el séptimo partido pudimos hacer las mejores cosas en el último cuarto, como lo habían hecho ellos en el sexto, pero el partido pudo ser para cualquiera. Esta vez me preocupé por llegar entero al último cuarto, no quería que me pasara como en el anterior, que llegué fundido. Por eso, cuando en el primer cuarto fui al banco tras sumar la segunda falta no me lamenté, sabía que eso no me iba a complicar y que era algo circunstancial.

Bueno, ya es hora de hablar del "Señor 21". Tim Duncan, que estuvo fantástico. Pop (Gregg Popovich, el DT) nos había dicho que la clave era que él tomara por lo menos 25 tiros. Y no sólo hizo eso, también tomó un montón de rebotes (11) y cuando lo doblaron en la marca asistió a Bowen o a mí. Estuvo muy agresivo y se mereció el MVP (premio al jugador más valioso). Me comentaron que la gente coreaba mi nombre en el estadio, pero no lo escuché, era mucho el barullo y estaba muy concentrado en lo que hacía. Lo único que quería era que el partido terminara de una vez. Además, hay tantos especialistas mirando, que estudian esto y que saben; no hay dudas de que si eligieron a Tim es porque hizo los méritos suficientes. Sería hasta poco legal que yo pretendiera ese premio al lado de Tim. Que yo haya metido un triple importante sobre el final o algunos tiros libres no significa que haya ganado el partido, el que abrió el camino con su juego cerca del aro fue Duncan. No hay dudas de que fue el mejor. Yo me siento orgulloso de que me hayan considerado para ganar ese premio. Pero está claro que el anillo no lo ganó él solo; el título lo conseguimos porque tenemos un gran equipo, que juega sin egoísmo, con una gran defensa y que siempre tuvo un objetivo en común.

El último juego lo ganamos porque cerramos mejor el partido, tuvimos cinco minutos finales muy buenos. En el primer tiempo también estuvimos muy enfocados, pero sobre el final cometimos cuatro errores seguidos y dejamos que ellos nos igualaran. Recién cuando faltaban creo que 20 segundos y me paré en la línea para tirar dos libres pensé que teníamos el partido ganado; además, coincidió con que a ellos no les quedaban más minutos para pedir. Estaba definido
¿Qué les puedo decir de mi trabajo? Quedé muy conforme porque pude llegar bien al final, sin apuros, haciendo lo que hacía falta. Tan conforme quedé que me parece que por un tiempo prolongado no voy a querer cortarme el pelo.
Realmente fue una serie terrible, con una responsabilidad muy grande para los dos equipos y creo que emocionante para la gente. Por suerte todo salió bien. Yo terminé cansadísimo, me quedó energía sólo para agitar la botella de champagne. Fue como en Atenas, que terminé muerto, ni caminar podía, pero a la hora de los festejos salté más que en todos los Juegos Olímpicos.

La verdad, esto de ganar dos títulos de la NBA y un Juego Olímpico en tres años parece algo increíble, que no se da muy seguido. Creo que es demasiado para una sola persona.

Fuentes:
UOL - Clarín - Sitio Oficial Manu Ginóbili http://www.manuginobili.com
(Biografía no oficial)
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